Las carreteras profundas de Zanzíbar por supuesto no están iluminadas, la única luz que veíamos a través del cristal era la de nuestro coche y la de los vehículos que se cruzaban con nosotros de vez en cuando.
Tras un recorrido de casi una hora por fin llegamos a nuestra cabaña, que prometía unas vistas brutales del mar, como se confirmó a la mañana siguiente… Dale al play y compruébalo! >> Sigue leyendo